jueves, 22 de marzo de 2012

Supervivientes de Hiroshima en Barcelona

Esta semana la Fundació per la Pau ha acogido a diez personas supervivientes de la bomba de Hiroshima -denominados hibakushas- y organizó una visita al Parlament de Catalunya, donde les recibi´ño su presidenta, Núria de Gispert, y se reunieron con representantes de tres grupos parlamentarios para pedirles una resolución denunciando el armamento nuclear.
El tesimonio de estas personas, que no sólo denuncian el mantenimiento de las armas nucleares sino de la energía nuclear en general, son muy emotivos y también espeluznantes. Ver de cerca a estas personas mayores de 75 años y oir sus dramas personales me ha reafirmado en el convencimiento de que no hay energía nuclear buena. La energía nuclear es, en todos los casos, muy peligrosa, dañina y contaminante para muchos siglos. Conviene reiterarlo ante la opinión pública y ser conscientes de ello.

sábado, 10 de marzo de 2012

Con las cosas de comer no se juega

Hace unos días escuché esta frase -que me transportó rapidamente a mi infancia- en boca de una madre joven y dirigiéndose a su hijo. Como estoy muy sensible a las penurias económicas de bastantes personas próximas, no me resonó en sentido literal sino en clave de derechos.

Confieso que sentí mucha indignación al recordar las medidas que -cada día, a todas horas y por cualquier medio- los gobernantes nos imponen como una medicina obligada para una enfermedad muy grave que se llama crisis. Y, como en la medicina 'ortodoxa', estoy seguro que estamos confundimos a menudo (de forma interessada, los mercados no son tontos) los síntomas con las causas, y a base de recortes a troche y moche se atacan lossíntomas de un desmadre que dicen que hemos cometido años ha, sin atacar y ni tan sólo mensionar las causas, la principal de las cuales es un sistema económico basado en la libre competencia, el lucro y la sagrada iniciativa individual que conducen inexorablemente a la desigualdad cada vez mayor entre colectivos y personas diversas.

La consecuencia nos la vamos encontrando cada día: más desigualdad económica, más laminación de derechos sociales y ausencia de solución a los problemas globales que se llaman vivienda, trabajo, sostenibilidad ambiental, paz social basada en la justicia y vida digna para todas. Hay una línea roja que no debemos permitir traspasar. Esta línea protege nuestros derechos civiles, sociales y económicos ganados en base a la regulación de un sistema depredador. Yo no juego. Con las cosas de comer, con los derechos de todas yo no juego.