lunes, 10 de septiembre de 2012

España: mejor buenos vecinos que malos primos

Una conocida mía madrileña, del mundo de las ONG, me preguntó hace unos días exactamenté qué queríamos los catalanes. Obviamente no puedo responder por todos, pero le dije que yo sólo veía el encaje de nuestra identidad en España en clave federal, y estoy convencido que España nunca será federal, porque la mentalidad de lo que denomino "las Españas" no es, ni ha sido ni creo que podrá ser federal porque se forjó en un imperio centralizado y jacobino y porque no hay ninguna voluntad de profundizar en este esquema que no da réditos políticos fuera de Cataluña o del País Vasco. La expresión más genuina de esa mentalidad es la constatación repetida de que "Madrid es España y España es Madrid", y ése sí que es -a mi juicio- uno de los principales problemas de ese Estado.

Lo que queremos una parte ya sustancial del pueblo de Cataluña es vivir en la normalidad democrática desde un estado democrático, no demonizados por nuestros vecinos ni teniendo que dar explicaciones de quiénes somos y por qué existimos. Es decir, queremos ser un Estado más de Europa que trabaje junto a los demás pueblos. Así de sencillo.

Me preocupa que la población española no esté ni bien ni nada informada de lo que queremos en Cataluña, y me preocupa mucho que la caverna mediática madrileña -léase, pues, española-  vaya acompañada por manifestaciones de personas que ejercen responsabilidades políticas (por ejemplo los presidentes de Extremadura, de Madrid o de Galicia), que mienten con total impunidad y lanzan repetidamente mensajes populistas, falsos y profundamente antidemocráticos sobre la realidad de Cataluña, consiguiendo lamentablemente que sea verdad lo que dijo Josep Pla hace cincuenta años de que en la cuestión catalana "lo más parecido a un español de derechas es un español de izquierdas".

Me preocupa también que Cataluña suponga el 20% del PIB español y -por ejemplo- más del 25% de las contribuciones al fondo de pensiones, porque eso significa una gran dificultad no para la viabilidad del estado catalán sino del estado español.

Me preocupa que tantos ciudadanos españoles estén tan preocupados por nosotros y ocupemos una parte negativa de sus pensamientos, porque todas las personas tenemos derecho a ser felices y a pensar siempre en positivo. Por eso, les diría a todas las personas de buena voluntad de toda España que se ocupen en conseguir juntas -ellas y nosotras- ser excelentes vecinos, después de cinco siglos de ser solamente mediocres familiares.

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