sábado, 1 de diciembre de 2012

No me defiendan así



Me ha llegado este texto que reproduzco, un auténtico canto a la paz y a la libertad de espíritu.

Por Michal Vasser (*)
Lo primero que quiero decir es: por favor, no me defiendan. No así.
Estoy sentado en mi bunker de seguridad en el kibutz Kfar Aza y escucho fuera los bombardeos de una guerra sin cuartel.
Ya no soy capaz de distinguir entre “nuestros” bombardeos y “sus” bombardeos. La verdad es que los niños del kibutz son capaces de hacerlo mejor que yo, ya que su “oído musical” se ha desarrollado desde la más tierna infancia, y son capaces de diferenciar entre un proyectil de artillería y un misil disparado desde un helicóptero y entre una bomba de mortero y un cohete Qassam. Bien por ellos.
¿Es esto a lo que se refieren con “defender nuestro hogar”? No lo entiendo: ¿todos nuestros líderes dormían durante sus clases de historia? O ¿tal vez han estudiado con los programas escolares del Mapai (Partido Laborista) o del actual ministro de educación, Gideon Sa´ar (a mi pesar, la diferencia no es tan grande), y han interpretado erróneamente el verbo “defender”? ¿Defender el bienestar de los ciudadanos significa una guerra de Armagedón cada pocos años? ¿Ningún político ha escuchado nunca la expresión “planificación a largo plazo”?
Si quieren defenderme, por favor: no envíe las Fuerzas de Defensa de Israel por nosotros con el fin de “ganar”. Empiecen a pensar en el largo plazo y no sólo las próximas elecciones. Traten de negociar hasta que salga el humo blanco por la chimenea. Tiendan la mano al presidente palestino Mahmoud Abbas. Pongan fin a los “asesinatos selectivos” y miren también a los ojos de los civiles del otro lado.
Sé que la mayoría de los lectores me acusaran de ser un “blando”. Pero yo soy el que está aquí sentado mientras las bombas de mortero caen en mi patio, no Sa’ar no el primer Ministro Benjamin Netanyahu, ni la diputada laborista Shelly Yacimovich ni tampoco Yair Lapid , jefe del partido Yesh Atid. Soy yo el que ha elegido criar a sus hijos aquí, aunque tenía y todavía tengo otras opciones.
Es posible que me acusan de poco sionista, es posible que me acusan de flojo y de débil mental, pero es imposible que me acusan de hipócrita. Mis hijos han servido en unidades de combate, además de su “año de servicio” voluntario al país. Vivimos aquí y nos encanta este país.
Nuestra guerra es una guerra por el color del Estado, no de sus fronteras. Por su carácter democrático y por la dignidad humana. Por la cordura. Así que, por favor, dejen de matar civiles en el otro lado de la cerca para defenderme.
Si están interesado en detener las acciones hostiles desde el otro lado: abran tus oídos y empiecen a escuchar. Si les importamos, por favor, dejen de defendernos con misiles , “asesinatos selectivos” y “medios aeronáuticos”. En vez de lanzar la Operación Pilar de Defensa, embárquense en la Operación Esperanza para el Futuro. Es más complicado, requiere más paciencia y es menos popular. Pero es la única salida.
(*) Haarezt, noviembre 2012

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